Mahrez y Verdy celebran un gol. |
Mientras la liga de fútbol en España es cosa de dos desde hace años (en algunas ocasiones se cuela un tercero y se lleva el título), en Inglaterra la Premier es otra cosa. Cada temporada al menos cinco equipos parten con posibilidades de campeonar: Manchester United, Manchester City, Chelsea, Arsenal y Liverpool, sin olvidar a los eternos aspirantes sin confirmación: Everton o Tottenham. Eso garantiza una cierta emoción o, al menos, que el campeonato no se decida en el mes de febrero de cada año.
Claudio Ranieri |
Esta temporada, sin embargo, se ha colado como líder, de momento inalcanzable, el Leicester City, los foxes, un modesto que, comandado por el veterano Claudio Ranieri, a falta de nueve partidos para concluir la competición, aventaja en cinco puntos al segundo clasificado, el Tottenham, y en ocho al tercero, que es el Arsenal de Arsène Wenger. Más lejos queda el Manchester City, a diez exactamente. Los de Pellegrini este año no andan demasiado finos.
Hace un rato el Leicester se ha impuesto al Watford a domicilio. Le ha derrotado en su cancha de Vicarage Road. Un solitario gol del exquisito, e intermitente jugador, Mahrez ha bastado. El secreto del Leicester radica en el trabajo de equipo que ha impuesto el técnico italiano, que repite las estructuras de otras escuadras anteriores a las que entrenó y con las que cosechó éxitos, el Valencia C.F., sin ir más lejos: buena defensa, contraataque con dos puntas veloces y efectivas, y estrategias en el juego a balón parado.
El King Power Stadium |
Carece el Leicester de grandes figuras, pero en cambio dispone de jugadores que trabajan mucho. En este sentido, Drinkwater y el nigeriano Kante se llevan la palma. Albrighton pone el toque de calidad en el medio campo. Schmeichel es un portero sobrio, sin más aditamentos; los centrales Huth y Morgan van bien por alto, son contundentes y, de vez en cuando, se suman al ataque con éxito. Arriba el ya citado Mahrez y Jamie Vardy, máximo realizador del equipo, se convierten en pesadillas para los defensores contrarios.
Sería bueno, estupendo diría yo, que los foxes ganasen la Premier, todo un aviso para navegantes y el preludio de una nueva temporada, la 2016-2017 en la que los favoritos de siempre, heridos en su orgullo, tirarán la casa por la ventana, reforzarán plantillas y ofrecerán a sus aficionados otra campaña, si cabe, más emocionante que esta.
Herme Cerezo