Todavía se despereza la hora de la siesta
cuando llego al lugar de mi cita con tres de los componentes del grupo Vetusta
Morla. Y llueve, aunque poco. David García, Álvaro Baglietto y José Manuel
Latorre, los tres «vetustos», cubiertos bajo unos parasoles, ultiman una
entrevista para una cadena de televisión. Luego dedican un libro y algún cedé. Aprovecho
para tomar unas cuantas fotografías «espontáneas». Al terminar, posan para mi
cámara durante unos minutos. Después pasamos al primer piso de un conocido restaurante
de la plaza Lope de Vega de Valencia y nos ponemos a conversar sobre música y, especialmente,
sobre ‘Memoria instantánea’, el libro que, editado por Temas de Hoy, ha
publicado la banda madrileña con las vivencias, emociones, experiencias y aburrimientos
de su última gira, que les ha llevado durante dos años por medio mundo.
¿Cómo se sobrevive, concierto tras concierto,
a una gira tan larga?
La verdad es que han sido casi dos años de
trabajo y en ese tiempo hemos aprendido un montón de cosas que contamos en ‘Memoria
instantánea’: dormir en cualquier medio de transporte, convivir con todo el
equipo, sacar el sentido del humor ante las adversidades y comer bien para
llegar al final. Comparado con esto, la promoción del libro es muy suave,
porque no tenemos que preocuparnos de nada, ni de la venta de entradas, ni de
las condiciones acústicas del recinto, ni de la instalación eléctrica…
En su día, a
Miguel Ríos una gira veraniega le dio para componer una canción: ‘El blues del
autobús’, pero a vosotros os ha alcanzado para escribir un libro entero.
Sí, es que en una gira hay bastantes horas
muertas y ocurren muchas cosas interesantes y divertidas que contar. Estar de
gira es como una pastilla de ‘Avecrem’, todo está concentradísimo porque son
muchas experiencias en un periodo de tiempo relativamente corto. Quizá nos
hubiera dado para un libro más amplio que este, pero nos ajustamos al número de
páginas que nos indicaron en la editorial.
¿Qué es la música para Vetusta Morla?
La música para cada uno de nosotros es muchas
cosas, por ejemplo, una terapia en la que, si te conviertes en el oyente,
puedes compartir las emociones que te suscita la melodía o la letra y, si eres
el intérprete, te encargas de comunicarla. No es nuestro único medio de
expresión, pero sí el principal y, además, se ha convertido en nuestro modo de
vida.
Precisamente, el
hecho de que se haya convertido en vuestro medio de vida, ¿le ha añadido
tensión a vuestro trabajo?
Al revés, nos la ha quitado, porque la
verdadera tensión se producía cuando teníamos que trabajar en otras cosas para
vivir de esto. El momento más duro ocurrió cuando Pucho, el cantante del grupo,
se marchó a Londres a buscarse la vida. Y, cuando eso sucede en un grupo como
el nuestro, que empezaba entonces, es difícil de superar. Pero a pesar de todo
seguimos adelante, porque el cuerpo nos pedía hacer música de un modo
irrefrenable. Ensayábamos hasta tarde y luego nos íbamos a nuestros trabajos,
pero no podíamos hacerlo de otro modo.
¿Estáis de acuerdo
con que la música es la más sensorial de las artes?
Sí, la música posee un poder que no tienen
las demás artes. El medio audiovisual también tiene mucha fuerza, porque ves la
música y los contenidos, pero el cine, por ejemplo, siempre está sometido a una
determinada narrativa, por muy innovador que sea, y tu cerebro siempre busca
patrones previos para asimilarlo. En cambio, cuando escuchas música, nadie es
capaz de explicar cómo actúa en su cerebro. Quizá el hecho de ver algo sea
contraproducente, por eso en la música la vista no está presente y sin su ayuda
llega más lejos. Claro que la música también tiene sus limitaciones, porque,
por ejemplo, no puede contar ‘Guerra y Paz’.
La verdad es que ni una sola vez hemos hecho
prevalecer la letra sobre la música, pero al contrario sí ha sucedido. La
música es un componente muy importante de lo que hacemos, pero unas veces surge
de la propia melodía y otras de la letra. Lo bonito es cuando ambas confluyen y
forman un todo, porque quien escucha los temas no discrimina la letra de la
música, eso solo lo hacemos nosotros que sabemos cómo los hemos compuesto.
Regresemos al
libro, ¿cómo nace la idea de publicar ‘Memoria instantánea’?
Después de grabar seis discos, tres en
estudio y otros tres en directo, ‘Vetusta Morla’ está abierto a cualquier medio
de expresión que refleje lo que nos gusta hacer. Una amiga de la editorial nos
propuso escribir el libro sin ponernos ningún tipo de condiciones, brindándonos
simplemente su apoyo. Nos lo planteamos, decidimos aceptar la propuesta y
optamos por contar las vivencias de nuestra gira, algo que ya antes habíamos
hecho en nuestro blog y en nuestra web. Desde hacía tiempo, Pucho venía tomando
fotografías, que clasificaba en una caja, y a partir de ese material, tiramos del
hilo y surgió la obra.
El libro recoge lo
que no se ve habitualmente, hace años los elepés tenían cara A y cara B, ¿podríamos
considerar ‘Memoria instantánea’ como la cara B de Vetusta Morla?
Lo cierto es que este libro es nuestro trabajo
más personal. Como dices es un poco la cara B en el sentido de que no es lo que
la gente está acostumbrada a ver de nosotros, va más allá de una promo o de unas
entrevistas y hablamos de a quién añoramos, a quién esperamos o de qué hacemos
con nuestro tiempo libre en un país perdido,
¿Lo
que contáis es todo real o habéis dejado hueco para un poquito de ficción?
Es todo real, aunque nos hemos tomado
pequeñas licencias narrativas, que hemos usado para favorecer el impacto del
relato. Incluso la Entrevista Imaginaria que hemos incluido, lo es hasta cierto
punto, porque está construida con retazos de realidad.
Al publicar una
novela, los escritores se desnudan, como retrato de interior que es este libro,
¿habéis tenido que vencer muchas reticencias para desnudaros ante vuestro
público?
En este sentido, escribir un libro resulta más
difícil que grabar un cedé. El hecho de que la música sea un lenguaje abstracto
y más emocional, hace que resulte mucho más sencillo expresarse a través de
ella que a través de las palabras. En una ficción siempre hay algo personal,
pero en este libro sucede todo lo contrario: hay mucha realidad y una mínima
parte de ficción como decíamos antes. ‘Memoria instantánea’ es muy confesional
y hemos tenido que vencer un cierto pudor para contar algunos de los aspectos que
hemos incluido, porque por momentos nos mostramos un poco vulnerables.
Hablábamos antes de música y letras, en este
libro jugáis con imágenes y texto, ¿cuál de los dos predomina más?
Ha habido de todo. Comenzamos a trabajar con
las fotos de Pucho, pero a medida que avanzaba la gira íbamos teniendo más
material. También hemos introducido canciones que complementan el significado
de lo que narramos en el texto.
Algo que llama la
atención de vuestra trayectoria es que, a la hora de grabar, constituisteis
vuestra propia compañía discográfica, una situación que no parece muy común.
Ahora cada vez hay más gente que actúa así,
pero no era nada común cuando lo hicimos nosotros. Obramos de ese modo por necesidad,
porque habíamos grabado una maqueta y, tras pasearla por varias compañías, nos
hicieron unas ofertas muy pobres. Entonces decidimos que aquel trabajo no se
iba a morir de asco presa de las telarañas, tenía que salir adelante. Y la
mejor manera de hacerlo que se nos ocurrió fue montar una compañía a base de tropezones y
errores. Pero esta infraestructura se ha convertido en algo muy grande que
trasciende nuestras capacidades e incluso nuestras ganas de hacer cosas. La
autoedición no es para todo el mundo, a nosotros nos ha valido porque nos hemos
implicado mucho y hemos aprendido todo el proceso: desde poner el código de
barras en los cedés, hasta visitar la SGAE o el Depósito Legal. Pero entendemos
perfectamente a esos artistas que solo quieren tocar y que los contrate una
compañía para grabar.
Os catalogan como una
banda de música «indie», pero ¿qué significa exactamente este término?
Vete tú a saber, es un concepto muy amplio.
La palabra surgió a finales de los años ochenta o principios de los noventa,
cuando algunas bandas grabaron con sellos independientes, alejados de las grandes
compañías multinacionales. A partir de ahí muchos periodistas utilizaron el
término tranquilamente. En la actualidad, el ochenta y cinco por ciento de la
música que se edita es «indie» y en la gala anual de música independiente, solo
participan los artistas que no pertenecen a ninguna de las cuatro grandes
discográficas que existen. La gente más ortodoxa reniega de esta situación y
afirma que solo se puede considerar «indie» a la música que apareció a finales
de los ochenta, porque lo que se hace ahora no tiene nada que ver con aquello.
El tiempo ha
pasado muy rápido. En la calle ya no llueve. Es el momento de la última
pregunta de la entrevista: ¿estáis preparando ya algún trabajo nuevo?
Bueno, ahora vamos a dejar los libros y vamos
a dar cinco conciertos durante este verano para reactivarnos y ensayar juntos.
Después comenzaremos a pensar cómo será el próximo disco de Vetusta Morla.
Llegaremos a las sesiones de trabajo con la mente despejada y veremos a dónde
nos conduce el viento. Somos gente de evolución paulatina, pero permanente, y
en ese sentido creemos que ahora nos encontramos en un momento de inflexión.
FICHA TÉCNICA
Juan Pedro Martí, «Pucho», David García, «el Indio», Álvaro Baglietto, Jorge González, Guillermo Galván y Juan Manuel Latorre son amigos de toda la vida, algunos desde el colegio. Todos juntos forman ‘Vetusta Morla’, un grupo de música «indie», nacido el año 1999 en Tres Cantos (Madrid). Su denominación procede del nombre de un personaje de la novela ‘La historia interminable’ de Michael Ende. El primer cedé de larga duración de la banda fue ‘Un día en el mundo’, publicado en 2008, que alcanzó un notable éxito. Tres años después repitieron experiencia con ‘Mapas’ y en 2014 salió al mercado su último trabajo hasta el momento presente: ‘La deriva’. Ahora, tras una larga gira de conciertos, que ha durado prácticamente dos años, han decidido recopilar sus experiencias en el libro ‘Memoria instantánea’, editado por el sello editorial Temas de Hoy.
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