‘Misión Olvido’ cuenta la historia de una mujer de 45 años, Blanca Perea, matrimonio estable y la vida resuelta, a la que de repente su marido abandona por otra más joven. Por su profesión docente, se traslada a EE.UU. donde una universidad le encargará investigar, ordenar y clasificar los fondos documentales de un famoso hispanista, Andrés Fontana, fondos que permanecen olvidados en un archivo cerrado. Este es el punto de partida de la nueva novela de María Dueñas, editada por Temas de Hoy. A la espera de conocer la versión televisiva todavía perduran los ecos del gran éxito de su anterior obra, su ópera prima, ‘El tiempo entre costuras’, de la que lleva vendidos 1.300.000 ejemplares en España y que ha sido traducido a 25 idiomas. En el Lounge Bar del Hotel Astoria de Valencia tuvo lugar nuestra conversación a primera hora de la tarde de un martes de octubre, uno de tantos días que nace frío y acaba ostentosamente caluroso.
María, en el año 2009 te acercaste cargada de ilusiones y con una novela enorme al mundo de la literatura. Ahora que ya perteneces a él, ¿qué impresión te produce?
En realidad no estoy demasiado metida en el mundillo literario. Para mí la literatura es una experiencia personal muy grata porque tiene dos caras bien diferenciadas en las que me muevo con comodidad. Por un lado, encerrarme a escribir, sola, en una cápsula, es una sensación que me satisface mucho. Y por otro, la promoción que algunos llevan mal a mí no me desagrada. Me gusta tener contacto con periodistas y lectores.
Después de vender 1.300.000 ejemplares en España de ‘El tiempo entre costuras’, a la hora de volver a escribir, ¿este hecho supone para ti un desafío, una rémora, un estímulo…?
Prefiero tomármelo como un estímulo para continuar trabajando con ganas. Sé que también conlleva otras cosas, pero prefiero no pensar en ellas. Intento alcanzar otra vez los mismos lectores pero tampoco es un objetivo vital para mí. Lo que sí tengo claro es que el éxito de mi anterior novela no me ha frenado, ni me ha limitado, antes bien todo lo contrario.
Como Blanca Perea, protagonista de ‘Misión Olvido’, hace años residiste en Estados Unidos, ¿permanecer fuera de España un tiempo es bueno para analizarse y escribir?
Sí, estar fuera de España ayuda a ver las cosas de otro modo. La distancia creo que es muy interesante en muchos aspectos, te abre los ojos a otras culturas y te obliga a reflexionar sobre tu posición en el mundo fuera de tu contexto. La verdad es que he pasado allí varias temporadas y todas han sido muy enriquecedoras. A Estados Unidos le tengo un afecto especial, quizá porque he vivido intensamente el campus universitario y he podido detectar y conocer gente con muchas cosas que contar.
Seguimos con Estados Unidos, uno de los lugares en los que transcurre ‘Misión Olvido’. A la hora de narrar, ¿ayuda conocer personalmente el escenario?
Aunque no creo que sea imprescindible, porque ahora tenemos muchas herramientas que nos permiten acercarnos a los lugares sin estar allí, un conocimiento previo del escenario sí que ayuda porque me permite posicionarme con mayor seguridad en lo que escribo aunque no se note. La verdad es que me gusta conocer bien el terreno que estoy pisando.
¿Eres escritora de mapa o te dejas llevar por impulsos?
Soy escritora de mapa, pero no soy exigente a rajatabla y, a veces, me permito una cierta flexibilidad. Creo que esto se debe a una pequeña deformación profesional porque en la vida académica trabajamos mucho con programaciones, con todo muy medido y estudiado y aplico esas mismas estrategias en la ficción. Pero, repito, también me concedo un pequeño margen para modificar cosas en función de lo que me vaya pidiendo la novela.
¿De dónde parte la idea que da origen a ‘Misión Olvido’?
La novela surge de una visita a unos viñedos que efectué en un viaje de verano a California. Allí tropezamos con la última misión de los franciscanos, una de las muchas que fundaron entre San Diego y Sonora. Los viñedos también los crearon los frailes ya que necesitaban uva para elaborar el vino de consagrar. Allí nos contaron una historia que me pareció muy interesante y en seguida pensé que había material para una novela. Lo que ocurre es que por aquel entonces se me cruzó ‘El tiempo entre costuras’ y la cosa quedó relegada. Después llegó la oportunidad de recuperar esta historia y aquí está.
El título suena un poco sajón, contundente, algo así como ‘Misión imposible’ u ‘Objetivo Birmania’, y resume bien el contenido. ¿Qué fue antes: el título o la idea?
Las dos cosas a la vez. No recuerdo cómo surgió, pero el título lo tuve claro desde muy al principio. Lo cierto es que no le di muchas vueltas y, una vez elegido, ya no dudé nunca de él.
Eso de que la protagonista de ‘Misión Olvido’ también sea una mujer, cosa que ya sucedía en ‘El tiempo entre costuras’, ¿es algo espontáneo o premeditado?
[Risas]. Salió casi natural pero, aunque la voz narrativa sea la de una mujer, en esta novela también hay dos hombres poderosos a los que prefiero llamar coprotagonistas en lugar de secundarios. Su presencia me ha resultado muy estimulante. Ha sido como un pequeño reto porque meterme en la piel de una mujer me resulta fácil, pero introducirme en la de un hombre es distinto, tiene mucho de reto.
La novela tiene amor, un toque de thriller, un pelín de tragedia, ¿se te ha quedado algo por introducir en ella?
Me habría gustado hacerla un poco más académica, porque es mi vida profesional y mi mundo, algo que conozco muy bien. Pero también entiendo que para muchos lectores podría resultar aburrido.
“Mi novela nos abre puertas hacia un optimismo lúcido, y quiero pensar que eso se puede aplicar al lector, y que pueda pensar que lo mejor está por llegar”. Esta frase es tuya. Con la que cae, ¿nos hace falta creer en un “optimismo lúcido”, necesitamos un subidón?
Hombre, mi novela no va a arreglar nada del desastre que padecemos, pero si a nivel personal alguien se va a dormir por la noche más contento, mucho mejor. Tanto el optimismo como el subidón no nos van a venir mal. Numerosos lectores me han dicho que tanto esta novela como la otra han sido sus mejores compañeras en momentos difíciles, de luto o de enfermedad.
Hablemos un poco de los personajes, empecemos por el perfil de Blanca Perea, la protagonista.
Blanca es una profesora universitaria que responde a ese perfil socioeconómico y cultural. Procede de una clase a la que pertenecen muchas personas en España. Esto le permite hacer cosas que otras mujeres no podrían, por ejemplo, irse, poner tierra de por medio ante una situación de abandono como la suya.
Delante de un cuarto repleto de documentos, fotografías, recortes y escritos de otra persona, ya sabemos lo que haría Blanca, pero ¿cómo actuarías tú en su lugar?
Como profesora o como persona medio ordenada lo primero sería establecer un orden. Probablemente actuaría así por mi vertiente académica, pero también por la madurez personal de alguien que ya tiene su vida organizada y establecida, que quiere que todo guarde un orden y a la que el caos le desconcierta un poco.
Pasamos a Daniel Carter. ¿Qué tiene este hombre que las vuelve locas a todas?
[Risas]. No sabes la cantidad de gente que me escribe y me pide un Daniel Carter en su vida. Él tiene algo fundamental: un gran bagaje vital y variopinto en donde ha cabido de todo: muchas lecturas acumuladas, cruce de países, de lenguas y situaciones muy amplias que van desde el dolor terrible hasta su capacidad para superarlo. Y, además, es guapete, no iba yo a poner ahí a un tipo feo [nuevas risas].
¿Cómo hablaría Carter si se llevase ‘Misión Olvido’ al cine o a la TV ?
Daniel habla con un tono muy caballeresco, con un deje algo académico también. No sé qué acento le pondrían si lo llevasen al cine o a la televisión. Creo que sería como un norteamericano que habla muy bien el español.
¿Existen similitudes entre ‘El tiempo entre costuras’ y ‘Misión Olvido’?
Lo único que aparentemente tienen en común es que en ambos casos narra una voz femenina y que se trata de mujeres que se ponen en funcionamiento después de una crisis matrimonial. Más allá de eso creo que tienen poco en común. ‘Misión Olvido’ combina una trama con personajes cargados de humanidad, que no son meras siluetas, que tienen reacciones humanas y que emocionan al lector, tanto para odiarlos como para amarlos. Resultan profundamente carnales.
Llegó la última: ¿dónde está María Dueñas en la novela?
Conscientemente no estoy en ningún personaje. Pienso que, inconscientemente, me encuentro repartida entre todos, incluida Blanca Perea, pero no me identifico con nadie aunque seguro que, si alguien me conoce bien, me dirá que esta palabra o aquel gesto son míos.
SOBRE MARÍA DUEÑAS
María Dueñas (Puertollano, Ciudad Real, 1964) es doctora en Filología Inglesa y profesora titular en la Universidad de Murcia, actualmente en excedencia. A lo largo de su carrera profesional ha impartido docencia en universidades norteamericanas y participado en múltiples proyectos, educativos, culturales y editoriales. En 2009 irrumpió en el mundo literario con ‘El tiempo entre costuras’, novela que ha cautivado por igual a lectores y críticos, convirtiéndose en el gran éxito de los últimos años.