Foto Susana Alfonso |
Con relación al título explicó que “a mí me gustan mucho los instrumentos para medir el viento. Me gustaría tener una brújula que hubiera perdido el Norte. Precisamente de esta idea nació el título. Durante su viaje, el protagonista va buscando una brújula que tiene sonrisas perdidas y al final la encuentra”. ‘Brújulas que buscan sonrisas perdidas’ es una novela unitaria, autoconclusiva, sin embargo contiene referencias a sus anteriores libros. “He intentado que todas mis novelas estén relacionadas, que muestren una parte, una cara, de lo que es el mundo amarillo, porque creo que el lector lo agradece y se identifica en seguida con la historia. De todos modos es una novela independiente, no forma parte de ninguna trilogía, se puede leer en solitario, pero como he dicho, sí guarda relación con las anteriores”.
Preguntado por dónde se le podía encontrar en el libro, manifestó que “es la novela que tiene menos cosas mías. He intentado crear un protagonista al que no me parezco demasiado, pero que sí atraviesa situaciones que me han ocurrido a mí en Boston, en Buenos Aires o en Londres. También he incluido cosas que me han contado los taxistas o gente de la calle”. Sobre la posibilidad de llevar la novela a la pequeña pantalla o al cine, Albert Espinosa no se mostró muy partidario de ello. “Creo que no veremos este libro ni los anteriores en la televisión o el cine, porque tengo la sensación de que ya hago muchas cosas para estos medios y, además, me parece interesante que se mantenga en formato libro. Cuando hayan transcurrido muchos años, dieciocho o veinte, ya veremos qué ocurre con ellos. ‘El mundo amarillo’, por ejemplo, es un libro joven y todavía está bajo mi tutela”.
Por último, Espinosa manifestó sentirse especialmente motivado por encontrarse en Valencia. “Me hacía mucha ilusión estar aquí, porque mi padre es valenciano y tenía especial interés en firmar libros por primera vez en la Feria del Libro del Jardín de los Viveros. Solo espero que no llueva y pueda venir mucha gente”. Igualmente cómodo parecía sentirse con relación a la promoción de su novela. “Me gusta estar de promoción dos o tres meses porque es como presentar a un hijo recién nacido. Ojalá siga los pasos de ‘Si tú me dices ven… pero dime ven’, que se vendió fenomenal y se publicó en veintitrés países”.
Herme Cerezo/SIGLO XXI, 06/05/2013