Editada por Columna Ediciones, ‘Un dinar un dia qualsevol’ ha
sido la novela escrita en lengua vernácula más vendida de la pasada Fira del
Llibre de València. Su autor es todo un clásico del género negro: Ferran
Torrent. Cuando le visito en la caseta de la librería Tres i quatre, el
escritor de Sedaví está en pleno ajetreo firmando ejemplares para sus lectores,
al tiempo que habla con alguien por teléfono. Ferran ubica su nueva novela en València,
territorio habitual de su literatura, y nos presenta la figura de Marc Sendra,
un periodista veterano que ha sido reconvertido por su diario en trabajador
autónomo, un freelance, algo que en
el mundo de la información es más habitual de lo que a simple vista parece.
Sendra quiere escribir un artículo sobre un tema de moda en la capital del
Turia: la crisis del Valencia C.F., con la venta de los terrenos de Mestalla
como telón de fondo. Sin embargo, un informador bien relacionado con los
estamentos empresariales y políticos valencianos, conocido como Albert, el
Negociador, le propone una investigación distinta: la aparición del cadáver de
un joven magrebí, que ha sido encontrado cerca de un vertedero de basuras y que
pone en entredicho a la empresa concesionaria de los residuos de la ciudad. En
su investigación, Marc Sendra contará con ciertas ayudas, entre ellas la del
inspector jefe Josep Pons.
Semejante planteamiento inicial incita a la duda: lo que
estoy leyendo es real o imaginado. “Yo
soy novelista – responde Ferran Torrent – y planteo las cosas desde un punto de vista novelístico. Después los
críticos y los lectores pueden enfocar el análisis del libro del modo que
estimen más pertinente. He escrito una novela hiperrealista, en la que he
tratado de describir Valencia física, gastronómica, cultural, arquitectónica e
incluso políticamente, pero lo que la gente quiera entender ya no es cosa mía”.
Sin embargo, en ocasiones, lo que se cuenta en una novela, real o ficticio, acontece.
“Sí, eso se puede afirmar perfectamente
porque lo que yo cuento podría ocurrir. Ya me pasó con mi novela ‘Societat
limitada’ y los lectores me decían que era algo exagerado. Con el paso de los
años se dieron cuenta de que el tópico de que la realidad supera a la ficción
es cierto”. Todo el movimiento generado en torno al campo de Mestalla, tal
vez no podría suceder en otras ciudades, en Barcelona por ejemplo. “Ahora mismo creo que en Barcelona no
pasaría, sería imposible. Nos podrá gustar o no lo que ocurre en Catalunya,
pero allí todo está influido por la sociedad civil, que funciona bien. La gente
responde a convocatorias de todo tipo, porque está organizada y empuja a sus
políticos hacia donde quiere ir. Por otro lado y aunque la vida es muy larga y
uno nunca puede estar seguro de nada, el Barça es una institución con mucho
arraiga y me parece difícil que lo compre un chino”. El problema del
Valencia C.F., aunque pueda parecer lo contrario, constituye un asunto más bien
local, sin demasiada repercusión en Alicante o Castellón. “Efectivamente, aunque ahora hay peñas del Valencia C.F. en Castellón y
en Alicante, no tiene tanta repercusión. El País Valenciano está muy dividido y
Alicante no tiene nada que ver con
Valencia y Castellón tampoco, ni siquiera con sus comarcas”.
Algunas veces ocurre que las historias encuentran a sus
autores, buscan dedos y mentes ágiles para que las construyan. “La verdad es que la idea de ‘Un dinar un dia
qualsevol’ fue construyéndose lentamente. La pregunta clave fue ¿para qué
quiero escribir esta novela? A partir de ahí surgieron los personajes y la
historia fue creciendo poco a poco”. Dice la contraportada que esta novela
presenta al Ferran Torrent más combativo. “Eso
son cosas de las editoriales, del marketing, no soy el autor de las cubiertas. Lo
que sí es cierto es que yo no diría combativo, pero sí indignado. Por eso narro
en primera persona, para implicarme más, para que parezca que es la voz de
alguien que está indignado”. Aunque Ferran Torrent viene ya curtido en mil
avatares literarios, es evidente el parecido que guarda con el protagonista. “Seguro que Marc Sendra tiene algo de mí,
todos los protagonistas esconden algo de sus autores, aunque no sé cuánto
Siempre hay que establecer una distancia entre el narrador y el escritor, pero
hay trasvases que resultan completamente inevitables”. Sendra presenta las
características típicas de un héroe de novela negra. “Ya no serás un héroe. Entonces serás un hombre solo con un orgullo estúpido”
dice de él Albert el Negociador en la página 280 del libro. “Cuando alguien no quiere entrar en
martingalas, sostiene su orgullo y no se deja comprar, posee algo que vale
mucho, porque supone una enorme tranquilidad de conciencia que no se valora en
la sociedad capitalista en que vivimos. Incluso tu propio rival, la persona que
te quiere corromper sin lograrlo, se desespera”. ‘Un dinar un dia qualsevol’
plantea también el papel de los medios de comunicación en la sociedad
valenciana actual. “Sin ir más lejos, hace
unos días en el Parlamento se pidió al gobierno español que pagase la deuda histórica
que le debe a la Generalitat y fueron los propios políticos valencianos,
correligionarios del partido en el poder, quienes tumbaron la propuesta y yo no
vi que los medios de comunicación de nuestra tierra se indignaran y movieran a
la protesta de la sociedad civil”.
El inspector jefe Josep Pons es un tipo buena persona, que
parece corresponderse con la buena imagen que, actualmente, la sociedad tiene
de la Policía. “Desde 1977 la mentalidad
de los policías y de la Guardia Civil ya no es la misma, ha cambiado mucho”.
En un pasaje de la novela, a través de un informador, el propio Pons señala que
no hay que acabar con la corrupción, porque si se acaba con ella se acaba con
el modus operandi de la sociedad. “Esa
información me la proporcionó un informador y me explicó que la corrupción no
era un modus operandi, sino un modus
vivendi, tanto es así que comienza a ser
algo casi legal, que proporciona puestos de trabajo”. Esa afirmación, en el
fondo, es grave. “Por un lado, la frase
tiene una cierta gracia, pero por otro, es algo muy preocupante, porque puede
desembocar en una situación parecida a la de la Camorra italiana y no podemos
olvidar que detrás de todo eso, por ejemplo, está el tráfico de droga. No, la
corrupción no puede estar tan institucionalizada”.
SOBRE FERRAN TORRENT
Ferran Torrent (Sedaví, València, 1951) es uno de los narradores valencianos en lengua vernácula más consolidados. Entre sus novelas las hay tan exitosas como ‘Gràcies per la propina’ (Premi Sant Jordi, 1994), ‘Societat limitada’ y ‘Bulevard dels francesos’. También es autor de las novelas ‘No emprenyeu el comissari!’, ‘Cavall i rei’, ‘La mirada del tafur’, ‘L’illa de l’holandès’, ‘Cambres d’acer inoxidable’, ‘Espècies protegides’, ‘La vida en l’abisme’ (finalista Premio Planeta, 2004), ‘Judici final’, ‘Només socis’ y ‘Ombres en la nit’. Su obra ha sido traducida al francés, italiano, alemán y rumano.
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