«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar» (Jesús Carrasco, Intemperie)

domingo, 6 de julio de 2014

Tosca Soto, escritoras: “Los protagonistas reales del siglo XVII francés son tan exagerados y barrocos que pueden considerarse personajes de novela por sí mismos”

París, 1625. Una ciudad turbulenta en cuyos recovecos bullen las conjuras y las implacables luchas por el poder. En el palacio del Louvre, el joven rey Luis XIII vive atenazado por funestos augurios: sobre él se cierne una amenaza que pone en peligro la estabilidad del reino y la salvación de su propia alma. Dos amigos, Charles Montargis, aprendiz de espía del poderoso cardenal de Richelieu, y Bernard de Serres, modesto gentilhombre recién llegado de los Pirineos, se verán arrojados por la fatalidad al corazón de una tenebrosa intriga que les hará descubrir los secretos más oscuros de las altas esferas del reino. Con estos parámetros Tosca Soto, dos escritoras madrileñas que han fusionado sus apellidos con fines literarios, han construido ‘Corona de Damas’, editada por Grijalbo, su ópera prima. Con ambas autoras, Susana y María, tuve la oportunidad de compartir unos minutos en el restaurante Lotelito de Valencia para charlar de la novela.
Susana y María o Tosca Soto, ¿cómo se lleva eso de escribir a cuatro manos y dos cerebros? ¿Quién hace qué?
TS.- Se hace gracias a Internet y con bastantes viajes en avión de por medio, ya que ella (Susana) vive en Copenhague y yo (María) en Madrid. Desde el principio establecimos un esquema general para la novela, con un inicio y un final. Después comenzamos a reunirnos para desarrollar poco a poco lo que queríamos contar hasta que tuvimos perfilados todos los detalles. A partir de ahí cada una escribía tres capítulos distintos y después nos los intercambiábamos para corregir lo que habíamos hecho y alcanzar una versión consensuada entre las dos.
¿Un lector podría distinguir qué capítulo ha escrito cada una de vosotras?
TS.- No, no se nota. Cuando enviamos los originales a una agente literaria los firmó solo una de nosotras, porque teníamos la reticencia de que al ver dos nombres pensase que se trataba de un refrito y que no valía nada. Solo cuando le gustó, le explicamos que éramos dos autoras. Desde el principio tuvimos claro que no se podía notar el cambio de mano y por eso dejamos hablar mucho a los personajes. Había que conocerlos profundamente para saber qué iba a decir cada uno. Además todos ellos los hemos escrito entre las dos, alternándonos.
Para escribir una novela tan voluminosa como ‘Corona de damas’ es indudable que resulta indispensable una buena compenetración entre vosotras, ¿de qué os conocíais?
TS.- Nos conocimos en la facultad, estudiando Periodismo. Nos pasábamos las clases sentadas en la última fila de bancos escribiendo historietas por pura diversión. Más adelante surgió un momento en que las dos disponíamos de tiempo libre y decidimos intentar esta aventura.
¿Cómo surge la historia que da origen a la novela? ¿Cuál fue la primera idea?
TS.- Somos fans de Alejandro Dumas y nos gustaban las novelas de capa y espada, de aventuras y grandes pasiones, sin olvidar que esta época histórica es fascinante por sí misma. Pero como es conocida solo a través del estereotipo establecido por Dumas, decidimos explicar una versión más fidedigna, ya que se trata de un momento histórico turbulento, a medio camino entre la caída del mundo feudal y la llegada del estado moderno. Por otro lado, los protagonistas reales de entonces son tan exagerados y barrocos que los podemos considerar auténticos personajes de novela por sí mismos.
Esta característica de los personajes y el hecho de ser reales, ¿os ha beneficiado o perjudicado a la hora de escribir ‘Corona de damas’?
TS.- Todas las cosas que sabemos que son ciertas las hemos mantenido iguales, pero hay aspectos que la ciencia histórica no cuenta y nosotras aprovechamos esos huecos para colarnos. Por ejemplo, el médico de Luis XIII llevaba un diario en el que anotaba absolutamente todo lo que hacía el rey y eso nos obligaba a aceptarlo como tal, porque era verídico. Sin embargo, el médico se puso enfermo y no escribió el libro durante dos meses y precisamente ese es el periodo que nosotras hemos aprovechado para construir la novela, teniendo presente que hemos tratado con el mismo respeto a los personajes reales y a los ficticios.
La novela arranca con un asesinato  - con esto no descubrimos nada que perjudique al lector -, ¿lo habéis hecho para captar enseguida su atención?
TS.- Es cierto que de alguna manera el inicio sí que supone un golpe de efecto, pero es que este hecho en verdad era impactante para la época y también necesario para el posterior desarrollo del texto. El asesinato de Enrique VIII fue tan misterioso e importante entonces como en nuestro tiempo el de Kennedy. Y este hecho nos ha llevado a preguntarnos qué es lo que ocurrió realmente. El lector que se aventure a leer la novela descubrirá quién estaba detrás de esa muerte, algo que los historiadores no han conseguido resolver.
Y una vez captada la atención del lector, ¿cómo conseguís mantenerlo “cautivo” e interesado durante 1000 páginas más?
TS.- Este tema, tratándose de una novela tan larga, sí que nos preocupaba y desde el principio tuvimos claro que no podía haber paja ni hilo argumental alguno que no condujera a ningún sitio. Todo lo que ocurre en la novela tiene su sentido y queda atado sin que haya nada superfluo.
‘Corona de damas’ está narrada en tercera persona, ¿lo habéis hecho así porque lo aconsejaba la historia o porque se adecuaba mejor a vuestra forma de trabajar?
TS.- Personalmente (María) le tengo mucha manía a la primera persona, me parece un recurso fácil para que el lector se identifique muy rápidamente con el autor. Para conocer bien a los personajes es necesario tomar un poco más de distancia y eso es difícil lograrlo con la primera. De todos modos nuestra tercera persona es muy peculiar, porque cada capítulo se cuenta desde el punto de vista del personaje que lo protagoniza.
¿Los personajes dicen siempre la verdad o cuentan la versión que les interesa?
TS.- Muchos personajes entran en conflicto entre ellos y cada uno cuenta su propia visión del mundo. Tradicionalmente en este tipo de noveles siempre ha habido buenos buenísimo y malos malísimos, pero en ‘Corona de damas’ hay matices y cada personaje actúa en función de sus argumentos personales. El uso de la tercera persona que comentaba antes nos permite escribir con mayor ambigüedad y hacerlos más atractivos para el lector actual. Podemos compararlos con Toni Soprano, el protagonista de la serie televisiva, que es malo pero comprendes que actúe como lo hace porque tiene sus fundamentos para actuar así.
Ya que tratamos de personajes, hablemos un poco del Cardenal Richelieu, ¿era tan pérfido como creemos?
TS.- Tenemos la imagen que el cine nos ha transmitido de él, pero nosotras en la novela no lo pintamos así. Richelieu era ambicioso pero al mismo tiempo tenía un gran sentido de estado. Históricamente fue un tipo muy interesante, al que le tocó vivir un momento de cambio en el que la nobleza se resistía a ser organizada. Además y en contra de lo que se cree, no dominaba al rey en absoluto y tuvo que luchar mucho contra él para conseguir sus objetivos. Luis XIII fue un monarca muy tímido pero con un carácter muy fuerte y no dejaba que nadie pisase su autoridad. No le gustaba Richelieu, pero reconocía su capacidad de trabajo. De todos modos, nuestra novela pilla a un cardenal muy joven, con su carrera política recién comenzada.
En ‘Corona de damas’ queda bien claro que la superstición y los augurios, buenos o malos, estaban presentes en la Francia del siglo XVII, ¿recurrían los reyes con frecuencia a los servicios de astrólogos y adivinos?
TS.- Es verdad que fue una época religiosa y supersticiosa a la vez. Igual iban a misa que asistían a rituales, hacían horóscopos o visitaban brujos. Se guardaban de Dios y del Diablo al mismo tiempo. Existían manuales para reconocer a las brujas y todos esos detalles nos han venido muy bien para saber cómo pensaba aquella gente y escribir la novela bajo el prisma del siglo XVII y no del XXI. El mismo cardenal Richelieu, que llevaba colgado un amuleto, dejó escrito que el mundo estaba lleno de cosas que se veían y cuyas causas se desconocían.
En toda novela histórica hay un proceso de documentación. ¿El vuestro ha sido fácil o laborioso?
TS.- Ha sido bastante fácil, aunque hemos comentado entre nosotras que si la novela hubiera estado ambientada en España nos habría costado mucho más. La Biblioteca Nacional Francesa tiene digitalizado prácticamente todo y con referencias que permiten localizaciones muy sencillas a través de Internet. Gracias a eso, por ejemplo, hemos accedido a cartas manuscritas del propio Luis XIII a través de las cuales hemos conocido cómo se expresaba y cómo se dirigía a los demás.
El otro monarca que aparece en esta historia, Enrique IV, ¿realmente fue tan importante como se le considera en Francia?
TS.- Al principio, Enrique IV era protestante, pero llegó a cambiar de confesión religiosa seis veces. Vivió la época de las guerras de religión y cambiaba según le convenía para estabilizar el país. Los franceses lo idealizaron más después de su muerte y ha quedado retratado como el instaurador de la dinastía borbónica. Como era tolerante, campechano y generoso - decía que su objetivo era que cada francés tuviera  una gallina para meter en el puchero todos los días -, ha perdurado un poco como el padre de Francia.
La última por hoy: ¿continuará el proyecto Tosca Soto en común o seguiréis procesos  creativos individuales?
TS.- Todavía estamos en el shock de la presentación y hemos disfrutado mucho escribiendo la novela, que por otro lado está completamente cerrada y finiquitada, sin posibilidad de segunda parte, aunque haya personajes que siguen vivos por la corte. Sobre el futuro, es posible que sigamos trabajando juntas.


SOBRE TOSCA SOTO

TOSCA SOTO es el nombre con el que firman dos autoras, Susana Tosca y María Soto, nacidas en Madrid en 1973. Se conocieron en las aulas de la facultad de Periodismo, donde descubrieron su común pasión por las grandes historias de aventuras, y desde entonces han estado novelando juntas. Susana Tosca es doctorada en Literatura Digital y profesora de la IT University de Copenhague, donde reside habitualmente. María Soto ha realizado estudios de posgrado en Historia Moderna y ha trabajado como periodista y traductora literaria.